Con la vela rota y la inseguridad de lo que vamos a hacer con nuestro viaje llegamos a un pequeño pueblo cerca de la frontera entre Costa Rica y Panamá; llegamos a Golfitos.
Primero toca hacer los papeles. Toca ir a muchos sitios para poner el barco en regla (inmigración, capitanía, aduanas y medio ambiente). Al final no tuvimos mucho inconveniente a pesar de que todos los papeles que teníamos decían que íbamos para polinesia.
Nosotros nos vamos a hacer unos recados, internet y una ducha. Ya tocaba; una semana sin ducha ya era demasiado para mi cuerpo...pero son las cosas de los barcos.
Y después paseamos por el pueblecito. Las construcciones son muy particulares.
Allá, tiempo atrás los americanos construyeron todas las casas para la gente que trabajaba en las plantaciones de plátanos. Y al pasar lo años las empresas se fueron y se las regalaron al estado. Tienen su encanto la verdad.
Después a la noche nos volvemos a reunir con Tom y nos dice que ha estado mirando velas en internet y que ha visto una con las medidas que necesitamos y que la va a comprar. Pero que como mínimo van a tardar 2 semanas en traerla.
Entonces nos propone que nos vayamos del barco, viajemos y si queremos nos mantenemos en contacto y volvemos para irnos. Me parece genial! Una parada técnica de dos semanas en Costa Rica no es mal plan. Viendo que podemos irnos y no volver nos devuelve todo el dinero que habíamos pagado por la comida menos 35usd que es lo que hemos gastado. Muy generoso por su parte porque hemos vivido y viajado en su barco por casi 3 semanas.
Así que hacemos las mochilas y volvemos a la carretera.
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