Los tiburones son una realidad. Nuku Hiva.

Después de más de un mes navegando llegamos en un sabado a mediodía. LLegamos a Nuku Hiva, la isla más grande de las islas marquesas.

Que ganas de bajar a tierra. Y encima finde. Ponemos el ancla y batacazo, Tom dice que la gendarmería está cerrada hasta el lunes y que nos quedamos en el barco hasta entonces. Ahí me da un sincope y exploto. Sino bajamos yo me bajo del barco aqui mismo y ahora. Tom viendose sin tripulación y sin posibilidad de encontrar se ve atrapado y empezamos a discutir. La pelea más fuerte que he tenido en muchos años (es la única persona que me saca de mis casillas en todo el mundo).

Al final se calman las cosas y decide ir a otros barcos a preguntar como es la cosa. Le dicen que muy relax, por lo que bajamos a tierra.

Nada más bajar vemos a los locales que estan tocando y cantando tipica música polinesica. Buena manera de llegar.

Como es festivo todo está cerrado así que aprovechamos para pasear y por asombro nuestro todo el pueblo está lleno de mangos y pampelouse (algo parecido a las naranjas). Que bueno! Ya no tenemos que gastar mucho para comer, del árbol a la boca.

Una cosa que nos damos cuenta son los precios. Que dolor dios mio! 1€ la lata de cocacola en el super, 8€ el menu más barato en el bar. En el super hay que mirar bien lo que se compra y entonces no es tan caro. 1€ paquete de pasta pero si comprar cereales te cuesta 8€ el paquete. Suerte que la fruta es gratis!!

Pasamos unos días paseando y luego toca reparar todo: volante, motor y vela. Vaya, un barco nuevo lo que tenemos que hacer! Pasamos todos las mañanas haciendo cosas y un par de horas libres por la tarde paseando por el pueblo visitando la iglesia o las esculturas marquesianas.

Los días trancurren con trabajo y paseos donde nos damos cuenta que aqui todo el mundo lleva flores en la oreja y que los tatuajes son muy comunes entre todo el mundo. Muy estilo Maori. Y que la gente es super-hospitalaria. Tienen cara de asesinos pero todos te saludan con una sonrisa.

Aqui conocemos a William que también llego como nosotros haciendo dedo al barco. Y me dice que su capitán va a pasar unos meses por la polinesia y se vuelve a Panamá. Y si vuelvo para estar con Yeli? No me cierro puertas, así que le conozco, me dice sus planes e intercambiamos emails para hablar en unos meses.

Al día siguiente nos encontramos con William y nos invita a su barco. Ok, vamos. Pasamos la tarde con el y cerca del anochecer vemos como traen el pescado. Y cuando tiran las sobras al agua...mierda!! está lleno de tiburones!! Por lo que me quedo anonadado viendo como saltan los tiburones para comer las sobras. La primera vez que veo tiburones al natural, que impresión.

Una vez de noche vamos en camino al barco de William. Hay que meter el bote por la playa. Y cuando nos acercamos a meterlo... joder!! Una aleta de tiburon de unos 2m a escasos 2 metros de la orilla. Y nosotros tenemos que meter el bote en el agua por donde segundo antes pasó el tiburon. Que miedo!! Una cosa es cuando te dicen "hay tiburones" y otra cosa es verlos a nada y tener que meterte al agua. Desde entonces ya no me baño en el mar en la noche como los otros días.

Y que diferencia; viendo el su barco me doy cuenta que nosotros estamos en la edad de piedra. Todo funciona, todo tecnología, por lo menos si vuelvo volveré en un barco más lujoso.

El sabado nos vamos a dormir a la montaña y así poder salir de fiesta y lo mejor es al levantarse.

Una cosa buena es que me encuentro una docena de pipas y pulseras que compré en Ecuador. Me pongo con Mike a vender y sin esfuerzo vendo cosas. Me consigo 50usd de la nada. Genial.

Y así transcurren los días; reparando y paseando. Hasta que Tom quiere irse. Quiere llegar a una fiesta en Tahiti y me parece que aqui se aburre.